【丰胸效果】胸部是女性的丰胸产品重要生理特征之一。胸部的健康与美观,直接影响到女性的丰胸外在美与内在美。然而,由于体质与生活习惯的差异,东方女性普遍存在或多或少的胸部问题。其中就有75%以上的女性表示粉嫩公主酒酿蛋丰胸需要丰胸才能使胸部更美观。如何丰胸?因此女孩胸部怎样变大,成了小胸女人最关心的话题丰胸方法

Ética Empresarial
 
Pesquisa:
  QUEM SOMOS
  ARTIGOS
  CDIGO DE TICA
  CONEXES DE INTERESSE
  CURSO PRESENCIAL
  ENTREVISTAS
  ESTUDO DE CASO
  TICA E NEGCIOS
  MONOGRAFIAS
  NOTCIAS
  SALA DE LEITURA
  TESTE DE TICA

      ENTREVISTAS


Patricia Debeljuh*

 

Site - Al iniciar me gustaría felicitarle por su tesis doctoral que resultó en la edición del libro  “La conquista de las virtudes en la empresa”. ¿Cuál ha sido su principal objetivo al escoger este tema?

Patricia Debeljuh - Al escribir este libro partí de una premisa fundamental: Toda empresa es una comunidad de personas que, con un propósito de proyecto económico y ético, se comprometen y esfuerzan de modo individual y colectivo en conseguir el objetivo de su identidad como personas, aportando su trabajo específico de acuerdo con sus capacidades. Esto supone un conjunto de individuos que se asocian para promover un proyecto económico que es, a su vez, un desafío ético porque implica el desarrollo personal de todos los individuos involucrados en él. Cuando esto sucede, la empresa estará involucrada en la educación de su gente.

Se abre así una perspectiva nueva para la empresa. Si durante décadas estuvo bajo el dominio de un enfoque economicista, ahora, al re-descubrir su visión como comunidad de personas, tiene que enfrentar este nuevo desafío. La empresa está llamada a convertirse en un ámbito formativo en el cual deberá ocuparse no sólo de enseñar sino y muy especialmente permitir o incluso procurar que se aprenda. Esto conlleva una reconformación del trabajo y de los valores que lo sustentan. La gestión de este proceso de enseñanza-aprendizaje en el nuevo ámbito formativo de la empresa constituye, sin duda ninguna, el mayor y más fecundo reto de la educación en nuestro tiempo. Este ha sido, precisamente, el núcleo de mi libro.

Site - Hable acerca de la experiencia de su trabajo de investigación en empresas argentinas y españolas acerca de la políticas de ética empresarial.

Patricia Debeljuh - En dos ocasiones he podido realizar investigaciones de campo, dirigidas a directivos de las 500 empresas más grandes de la Argentina, con el objetivo de medir el grado de implementación de políticas de ética y el nivel ético de las organizaciones. Ambos estudios revelan que los directivos reconocen que cada vez se hace más necesario gestionar la ética empresarial. Sobre un total de 104 respuestas, la mitad de los encuestados -la mayoría Gerentes de RRHH- considera que ha aumentado la sensibilidad hacia la ética empresarial.            

Ahora bien, aunque se perciba un incremento de la sensibilidad hacia estas cuestiones es preciso preguntarse en qué medida la ética está incluida en la toma de decisiones. Uno de los caminos elegidos por las empresas para comprometerse en este tema es implementar prácticas éticas entendidas como aquellos documentos o programas que se establecen dentro de las organizaciones con el fin de definir y transmitir a sus miembros los valores morales que se esperan en sus actuaciones.            

El 84% de las empresas que han respondido a la encuesta tiene implementada algún tipo de práctica ética. Entre ellas, prácticamente la mayoría (99%) cuentan con uno o más documentos escritos (códigos de ética, por ejemplo). Las restantes prácticas éticas mencionadas son: la existencia de canales de comunicación (62%), la designación de responsables o oficiales de ética (48%) y la realización de programas de capacitación orientados a cuestiones de ética empresarial (43%). En todos estos casos, el estudio revela que las empresas valoran la importancia de las prácticas éticas porque constituyen para ellas una referencia útil para guiar la toma de decisiones. De los resultados de la investigación se desprende también que en el caso de aquellas empresas que no cuentan con prácticas éticas definidas, aún cuando tienen menor sensibilidad hacia el tema, consideran que contar con ellas les ayudaría a tomar buenas decisiones.

Site - ¿Qué es necesario hacer para que los valores morales contenidos en un código de ética se traduzcan en realidades concretas?

Patricia Debeljuh - Los códigos de conducta son los documentos formales de ética empresarial más estudiados. Han sido vistos durante mucho tiempo como el mayor mecanismo organizacional para implementar políticas éticas y son, quizás, la más visible y explícita enunciación de los valores morales de una compañía. Sin embargo, se levantan contra ellos críticas y objeciones y con frecuencia arrastran una cierta carga negativa porque muchas veces se piensa que no son más que un instrumento que se saca a relucir para dar una imagen de compromiso con la ética que no viene avalado con los hechos.

Esta falta de credibilidad de los códigos éticos procede del intento de utilizarlos con dos objetivos incompatibles. Por un lado, la pretensión de alcanzar algún beneficio (económico, las más de las veces) a corto plazo por medios no morales y, por otro, el intento de crear un ambiente ético en la empresa, más allá de los resultados que ese compromiso puede traer consigo. 
 
Un código de ética será efectivo en la medida en que consiga que la persona obre, no por un mero sentido del deber o un simple respeto a una ley, sino más bien porque se ha convertido en un obrar por virtud, es decir, que la acción no implica una rígida obediencia exterior sino la expresión de lo que la persona es y, por esa razón, será capaz de configurar un carácter virtuoso.

De esta manera se muestra que las tres dimensiones de la ética -normas, bienes y virtudes- han de estar presentes en la configuración de los documentos formales dentro de las organizaciones. En efecto, la ética se vincula con los bienes, porque detrás de ellos aparece la felicidad. La persona necesita también de las normas o dictados de la razón que forman un camino para no desviarse y llegar a alcanzarlos. Por último, sin virtudes que perfeccionen su voluntad y refuercen la tendencia hacia lo bueno, los bienes serían inalcanzables.

Por este camino, se pretende mostrar que un código de ética no puede ser considerado un conjunto de leyes establecidas arbitrariamente, ni tampoco puede ser concebido como un sistema que promueva la tendencia egoísta a los bienes, ni un esfuerzo titánico y desmesurado por ser virtuoso. Sólo desde la perspectiva de los bienes, normas y virtudes relacionados entre sí se puede afirmar que las tres dimensiones de la ética se dan cita en los documentos formales y pueden ser un enfoque válido para la elaboración de esos textos y para la capacitación en valores.

Site -  Hay quienes dicen que como el codigo de ética está “de moda” algunas empresas lo adoptan solamente para garantizar su imagen de empresa ética. ¿Eso es verdad?

Patricia Debeljuh - Los cuestionamientos o reparos que se han hecho a los códigos de ética, de una u otra manera, pueden llegar a limitar su conveniencia y a reducir sus posibilidades de implementación. Con frecuencia se los presenta como un mero instrumento al servicio de la imagen de la empresa o de un posible beneficio económico que influye en la cuenta de resultados. En muchos casos queda reducido a una cuestión de marketing o un intento falaz de encarar las relaciones públicas, dirigido más hacia fuera de la organización que hacia dentro. De esta manera, se intenta sorprender la buena fe de los que creen en él y se comprometen con sus valores, poniendo así de manifiesto la hipocresía y el cinismo de algunos.

Esta visión utilitarista de los códigos ha llevado a considerarlos también como un medio para contrarrestar un escándalo en el que la empresa pudiera verse involucrada, intentando demostrar que ese desorden moral se ha producido en contra de los deseos de la alta dirección. Una vez más se pretende resguardar la imagen de la compañía, empleando los documentos de ética como una pantalla para cubrir eventuales denuncias ante comportamientos inmorales imputables más a los individuos que trabajan para la empresa que a ella misma. Desde esta perspectiva, un código de ética puede trasladar la condena por la mala conducta de la organización al individuo y  se convertiría en una vía para que una compañía -centrada en preservar su imagen- se desentienda públicamente de su responsabilidad por la mala actuación de los empleados.

Site - ¿Cómo conseguir que los empleados de una empresa que son personas de distintos niveles de educación se comprometan con los valores de la instituición?

Patricia Debeljuh - Para conseguir que los empleados se identifiquen con esos valores, hay que mostrar que detrás de sus principios, se promueven los bienes del hombre y se facilita la adquisición de virtudes en las personas involucradas. Un código de ética que estuviera centrado sólo en las normas y no contara con el auxilio de las virtudes, seguramente sería un documento difícil de observar. Del mismo modo, si tuviera en cuenta los bienes considerados aisladamente, se trataría de un ideal abstracto, alejado de las acciones diarias de una empresa. Por último, si se presentara desconectado de los bienes que se pretende alcanzar, puede convertirse en un pretexto para imponer arbitrariamente unas ideas.

Por tanto, bienes, normas y virtudes tienen que estar presentes en la configuración e implementación de los códigos de ética. Dejar de lado estas dimensiones ha supuesto muchos errores, malos entendidos y pérdida de tiempo y esfuerzos a la hora de intentar incorporar la ética a la gestión de las empresas.

Site - He oído de un empresario que su organización no es filantrópica e por lo tanto él no se tiene  que preocupar con la formación de sus empleados. ¿Ese desinterés por el desarrollo de las personas no revela falta de visión de quien dirige una empresa?

Patricia Debeljuh - En el management, cada vez está más difundida la convicción de que la calidad ética de la empresa depende, en último término, del talante humano de quienes la integran y muy especialmente de sus directivos. Es evidente que si todas las personas son responsables de sus actos, el hecho de dirigir a otras conlleva una carga mayor. Por tanto, la pieza clave en la ética de la empresa es, sin duda, el conjunto de hombres y mujeres que la dirigen. Es verdad que sus subordinados son libres y pueden actuar éticamente o no, a pesar de sus esfuerzos. Pero dada su posición en la organización, el directivo puede contribuir muy positiva o negativamente al ambiente moral de la empresa y a la calidad de las personas que colaboran en ella.

En efecto, a los altos ejecutivos les compete conducir a la empresa hacia sus fines y guiar los esfuerzos de todos para alcanzar esos objetivos comunes, sin olvidar que dirigir implica gobernar personas, es decir, seres libres. Con frecuencia, sobre ellos recae la responsabilidad de convertir los valores propios de la empresa en los objetivos que las personas quieran alcanzar individualmente.

Site - Las personas en todo el mundo han perdido la confianza, que es un valor muy importante para los que desean hacer buenos negocios. ¿Cómo reconquistarla sin ser ingenuo?

Patricia Debeljuh - Hace falta mostrar referentes de auténticos líderes que actúan en y desde la integridad. No hay que olvidar que el liderazgo encierra una dimensión ética imposible de soslayar. Cuando un hombre de negocios quiere ser un auténtico líder tiene que plantearse el desarrollo de sus propias virtudes morales. No las necesita tan sólo para ser una buena persona -como todo ser humano-. Las necesita profesionalmente porque sin ellas será incapaz de gobernar con autoridad y, más pronto o más temprano, acabará convirtiéndose en un tirano, sin más instrumento de mando que el puro poder que emana de un puesto jerárquico. Sin valores morales acabará diseñando simples estrategias oportunistas. Su organización no llegará a ser nunca una empresa con misión, cuanto mucho un grupo inestable de personas dominadas únicamente por intereses individuales temporalmente coincidentes.
 

Site - Tuve oportunidad de entrevistar a la alta gerencia, la gerencia media y los empleados de menor jerarquía de una misma organización, acerca de la gestión de la ética. Me quedó la impresión de que cada grupo de esas personas trabajaba en una empresa distinta del otro. Los altos directivos tenían la convicción de que estaban logrando elevados niveles éticos.  La gerencia media trataba de luchar con muchos problemas cotidianos y los de menor jerarquía decían que la empresa no era ética. ¿ A qué se debe esta discordancia?

Patricia Debeljuh - Considero que si bien se todos trabajaban en la misma empresa, no compartían la misma cultura corporativa, no tendrían definida una misión y unos valores comunes por los cuales integrarse. Definir una misión es algo muy propio de las personas que se asocian en pos de un proyecto común. Una vez establecido un “para qué” es más fácil generar relaciones humanas basadas en la lealtad y en el compromiso. A través de la declaración de una misión y valores se puede unir y alinear a la gente en torno a una identidad y aspiración comunes. La declaración de la misión de una compañía no debería ser una cuestión menor para el management sino el núcleo último de los valores sobre los cuales giran los negocios de una empresa.

Site -  ¿Qué se entiende por la ética de la virtud y cómo aplicarla a la empresa?

Patricia Debeljuh - Si se entiende que la empresa tiene una responsabilidad educativa y que a partir de su código de ética puede involucrarse en el desarrollo de las virtudes en las personas, se descubre que la empresa ofrece a las personas un sentimiento de pertenencia que permite superar las dificultades y una tarea conjunta orientada al bien común que no difiere ni se contrapone con los intereses particulares. Cuando esto sucede, la empresa estará involucrada en la educación de la virtud de su gente. Más aún, cuando se alcanza, se tiene la profunda convicción de que la excelencia personal y la empresarial están fuertemente interrelacionadas.

 

Patricia Debeljuh es Doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra (España). Ha realizado estudios de postgrado en Filosofía en Roma (Italia) y ha cursado el Programa Enfocado en Dirección de Recursos Humanos en el IESE de Barcelona (España). Es graduada de la Universidad Argentina de la Empresa, con Diploma de Honor, de la Licenciatura en Relaciones Industriales. Desde 1997, desarrolla su actividad académica en la Universidad Argentina de la Empresa, donde se desempeña como investigadora. Es docente de Ética y Responsabilidad Empresarial en las diferentes Maestrías de la Escuela de Dirección de Empresas (EDDE). Desde su fundación, participa activamente en la Asociación Latinoamericana de Ética, Negocios y Economía, ocupando actualmente el cargo de Directora Académica. Es también miembro de la International Society of Business, Economics and Ethics (ISBEE) y de la Asociación de Recursos Humanos de la Argentina (ADRHA).

17/4/2007


[Verso para impresso] [Enviar para um amigo]



 
Untitled